Avanzando a través de densas selvas tropicales y una amplia extensión de humedales, el río Atrato de Colombia se origina en las farallas de Citará en el antioquia occidental y fluye hacia el norte a más de 600 kilómetros para alcanzar las turbulentas corrientes del Golfo de Urabá. Este río es mucho más que una maravilla natural; Es un corredor líquido esencial para las comunidades de Chocó, que une pueblos remotos con la costa del Pacífico de Colombia y las costas del Caribe occidental.

A medida que pasa por Quibdó, la bulliciosa capital de Chocó, el tercer río más largo de Colombia se convierte en una línea de vida para miles de familias fluviales. Aquí, los agricultores y artesanos cargan largos botes fluviales de madera con plátanos, frutas tropicales, peces y productos artesanales, navegando por la vía fluvial a los mercados e intercambiando sus productos con otras comunidades. Riverfront de Quibdó está vivo con el comercio, y en los escalones de piedra del muelle, los vendedores y comerciantes se reúnen para dar la bienvenida a los visitantes.
Para muchas comunidades afro-colombianas e indígenas, el Atrato no solo mantiene la vida diaria, sino que también las conecta con redes más amplias para el comercio y los suministros. El flujo del río desde los Andes a través de las densas tierras bajas del Pacífico de Chocó permite el intercambio de bienes entre ciudades y ciudades remotas, lo que hace que el Atrato sea una ruta indispensable para la economía interna de Colombia. Debido al acceso limitado en la carretera en Chocó, el Atrato apoya el transporte de cosechas locales a mercados más grandes, contribuyendo a la seguridad alimentaria y la estabilidad económica en toda la región.

Sin embargo, el Atrato también enfrenta desafíos. Las décadas de explotación de la minería de oro ilegal han tensado esta vital vía. Los esfuerzos de conservación están en marcha para salvaguardarlo, reconociendo al Atrato como no solo un río sino como una línea de vida natural, transportando la resistencia y la cultura del Pacífico de Colombia.
En junio de 2017, el Tribunal Constitucional de Colombia reconoció al río Atrato como una entidad con derechos legales, marcando un paso histórico para la protección del medio ambiente. Aunque el fallo se aprobó en noviembre de 2016, solo se anunció oficialmente en mayo de 2017 debido a la apremiante necesidad de detener la minería ilegal de oro, lo que ha dañado severamente los exuberantes ecosistemas del río. El fallo del Tribunal Superior también tiene como objetivo proteger los derechos de las comunidades indígenas y afrocolombianas a lo largo del Pacífico Litoral para las generaciones futuras.

Invitación a Quibdo. #Colombiaelpuad