Colombia lidera una iniciativa en la 16ª Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad (COP16) para un fondo internacional para garantizar que los beneficios derivados de los recursos genéticos se compartan con sus países de origen. La propuesta, introducida por la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, tiene como objetivo abordar las brechas en la regulación y la equidad en la explotación global de los datos genéticos.
La propuesta, que ganó tracción durante un panel estratégico en la COP16, enfatiza la necesidad de marcos internacionales más fuertes para proteger a los países ricos en biodiversidad. Como presidente de la COP16, el Ministro Muhamad argumentó que muchas empresas que usan información genética para desarrollar productos comerciales, como productos farmacéuticos o innovaciones agrícolas, no atribuyen el reconocimiento a los ecosistemas donde se obtienen materiales genéticos únicos. Muhamad dijo que esta práctica priva a los países de su parte legítima de los beneficios y socava los esfuerzos para conservar la biodiversidad.
“Estamos hablando de material genético de animales y plantas que se secuencian y almacenan en bases de datos digitales. Sin embargo, las empresas que utilizan estos recursos ya no saben de dónde vienen, y no están pagando los beneficios que corresponden a los países de origen ”, dijo Muhamad.
Como la segunda nación más biodiversa del planeta, Colombia está pidiendo la creación de un fondo internacional que redistribuiría los beneficios obtenidos de los datos genéticos. El objetivo es fomentar una mayor equidad entre las comunidades que promueven la protección de la biodiversidad y celebran vastas reservas de recursos genéticos, particularmente en el Amazonas y otras bioferes en peligro de extinción.
Muhamad destacó la importancia de la soberanía sobre la información genética derivada de la fauna y la flora. El presidente Gustavo Petro, el Ministro de Ciencia y Tecnología Yesenia Olaya Requene, y el Ministro Muhamad confirmaron que Colombia está trabajando en el uso de tecnologías cibernéticas para proteger las bases de datos genéticas del país.
“Con el Ministro de Ciencia y Tecnología y el Presidente Petro, estamos trabajando en un proyecto nacional de nube de datos para garantizar que tengamos soberanía sobre nuestros datos porque actualmente, los datos de nuestro país se están filtrando. Otros lo están utilizando sin que nosotros sepamos ”, declaró Muhamad durante su discurso el martes en el Panel Estratégico de Recursos Genéticos.

El concepto de almacenar la biodiversidad digital se ha convertido en un tema clave en la cumbre COP16. Muchos países, como Colombia, actualmente carecen de una infraestructura robusta para controlar y administrar datos genéticos, dejándolos vulnerables a la explotación de las corporaciones internacionales.
La iniciativa presentada por el gobierno colombiano ha obtenido el apoyo de expertos en investigación genética y conservación de la biodiversidad. Silvia Restepo, directora del Instituto Boyce Thompson de la Universidad de Cornell, elogió los esfuerzos de Colombia para regular el uso de recursos genéticos. Ella enfatizó que los actores comerciales que se benefician de la biodiversidad deberían contribuir a los países que proporcionan estos materiales invaluables.
“Lo que buscamos lograr es la creación de un fondo que protegerá la biodiversidad en países ricos en recursos genéticos”, dijo RESTREPO. “Esto aseguraría que los beneficios económicos derivados del uso de estos recursos, por ejemplo, en el desarrollo de medicamentos o tecnologías agrícolas, se compartan bastante con los países de origen”.
RESTREPO también discutió la importancia de la información de secuencia digital (DSI), un concepto relativamente nuevo que se refiere a la representación digital de los datos genéticos. Explicó que DSI se ha convertido en el centro de la investigación e innovación científica, pero existe una creciente necesidad de garantizar que los países que proporcionan el material genético reciban una parte justa de los beneficios.
“El desafío es encontrar un equilibrio entre el acceso abierto a los datos genéticos, que fomenta el avance científico y la necesidad de que los países de origen se beneficien económicamente del uso de sus recursos”, dijo.
Equilibrar la innovación y la conservación
Las discusiones sobre los recursos genéticos en la COP16 reflejan un debate global más amplio sobre cómo equilibrar la innovación con la conservación. El impulso de un intercambio más equitativo de beneficios se alinea con los objetivos del Protocolo Nagoya, un acuerdo internacional que regula el acceso a los recursos genéticos y promueve el intercambio justo de beneficios. Sin embargo, muchos países, incluida Colombia, argumentan que las regulaciones actuales no van lo suficientemente lejos.
“Existen tratados internacionales, pero necesitamos regulaciones nacionales más fuertes para garantizar que los beneficios lleguen a las comunidades locales”, enfatizó Muhamad. Ella subrayó la necesidad de que Colombia desarrolle sus propios marcos para proteger la biodiversidad mientras se beneficia de los recursos genéticos.
El establecimiento de un fondo internacional se considera una solución potencial para cerrar esta brecha regulatoria. Si se implementa, el Fondo podría ayudar a países como Colombia no solo a salvaguardar su biodiversidad, sino también beneficiarse económicamente de él, proporcionando recursos para las comunidades locales, muchos de ellos indígenas, que usan el conocimiento ancestral en proyectos de conservación.
Se espera que el debate sobre dónde se cosechen los datos genéticos, especialmente en tierras indígenas, desempeñe un papel clave en las futuras negociaciones internacionales de biodiversidad. Muchos países ahora piden salvaguardas más fuertes y marcos más claros para garantizar que la explotación de los recursos genéticos se realice éticamente y que las comunidades indígenas sean compensadas adecuadamente por sus derechos de propiedad ambiental.
A medida que la COP16 continúa en la capital departamental de Valle del Cauca, la propuesta de Colombia puede establecer un precedente sobre cómo las naciones abordan la compleja relación entre la innovación, los recursos genéticos y la protección de la biodiversidad. El establecimiento de un fondo internacional, si se acuerda, marcaría un cambio significativo en la forma en que se gestionan y comparten los recursos genéticos globales entre las comunidades que han mostrado un compromiso para proteger sus ecosistemas únicos. Para las grandes corporaciones, especialmente las de Big Pharma, el establecimiento de un fondo podría indicar una nueva era de responsabilidad en quién puede beneficiarse de la genómica de la conservación.